Líneas sin título porque solo son cenizas





Más que un artículo, en donde uno tenga que tener en cuenta las ortografías, las concordancias y demás, para comentar la historia del ferrocarril en Paraguay, específicamente en el Departamento de Paraguari, ciudad Sapúkai, quisiera evocar estas líneas a lo que el documental Cenizas, me hizo sentir, a pesar de no haber vivido las mismas experiencias de aquellos testimonios, que no solo me fue una impotencia, sino una gran tristeza y añoranza de algunos vagos recuerdos que cruzó por mi mente.

Sapúkai, de ser una de las ciudades mas bendecidas por la bella naturaleza, en algún momento de la historia, no sólo se lo vio de esa manera, sino porque supo marcar una verdadera historia, cuando el privilegio de establecer un carril ferroviario lo fue para esa ciudad.

De la misma manera, haber escuchado testimonios tan reales, de aquellas personas que verdaderamente vivieron la experiencia fue como transportarse en el pasado.

Las lágrimas de esa señora parecían cristales que caían en el suelo rompiéndose en tiritas, que al juntarlas se volvían de nuevo en cristales brillantes porque de ellas simplemente surgían las más conmovedoras historias, de las cuales por lo menos -lo que somos jóvenes- sabemos que existe un camino de dónde podamos empezar a caminar e ir juntando mas historias

No obstante decir una lastima, como todos los Paraguayos cuando ven una historia con las mismas características, seria como refugiar mi identidad en la conformidad de no poder hacer nada, cuando si lo puedo hacer.

Saber que existió y funcionó, trenes, en mi país enorgullece mi espíritu de haber nacido alrededor de esa ciudad, pero la realidad envuelve mis sentimientos de mucha tristeza al saber que existe ya solo cenizas por juntar y yo aquí sentada, escribiendo nada, para desahogar las añoranzas de una historia que solo la puedo contar.

Bueno por lo menos la podré contar yo también alguna vez.

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GARAGE OLIMPO: simplemente buena


El film narra el destino de María (Antonella Costa), una chica que ocupa parte de su tiempo en tareas de alfabetización en las villas de emergencia. A poco de comenzar es llevada al Olimpo por un grupo de tareas. La vida, allí, es objeto de una rutina infrahumana: los soldados, siempre de civil, canalizan su vocación patriótica en prolongadas sesiones de picana eléctrica, que según el peso se establecía el límite de voltaje a las víctimas: por ejemplo a las de 40 kilos, les pueden aplicar hasta 15 mil voltios.

Con el tiempo, y en medio de la locura que supone la situación, María intimará con Félix (Carlos Echevarría), uno de los verdugos que, casualmente, alquilaba una habitación en casa de la madre de la chica. El torturador la llegará a "querer" a su manera, sin dejar de subordinarse a la barbarie imperante, con lo que el romance cuaja dentro del esquema trágico del relato.

La película recrea muchos otros detalles abruptos que logran demostrar la veracidad, y de allí obtiene buena parte de su fuerza de histórica. Puede verse a los verdugos torturar al compás de una música ligera, como si estuvieran practicando un hobby, o simplemente charlando con alguien.

Realmente una película muy bien desarrollada, casi en todos sus aspectos, por ejemplo, la utilización de los símbolos estuvo presente en toda la película, y se notó: el uso del sonido, la música, la ingestión apresurada del pollo asado que el carcelero llevaba a María, la silenciosa llamada de la puerta del Garage, y otros detalles.

Mucho se ha escrito ya sobre la misión del cine como instrumento al servicio de la verdad, la historia y la justicia, lo que no tiene relevancia en cuanto al marco interpretativo de la realización técnica de la película.

Se pueden ver dos características no tan necesarias; la construcción de una atmósfera agobiante a partir de cámaras que se acercan hasta el límite a los personajes, y la utilización de planos detalle, que desnudan lo burocrático de la vil actividad de un torturador, y es por lo siguiente, ya es obvio hasta qué punto puede llegar un verdugo, y de la misma, como quedaría la víctima, entonces ya dichas escenas no eran de vital importancia exponerlas.

En tanto el filme es bueno por varias razones.

La naturalidad de los personajes fue el requisito imprescindible para su condición monstruosa, la economía utilizada para contextualizar la historia, ya que la mayor parte de la película transcurre en un centro clandestino.

Lo mismo pasa con la escena en que un avión militar sobrevuela el Río de la Plata con los acordes de una canción patria como fondo.

Un película, simplemente recomendada.





OBSERVACIÓN: con respecto a la característica innecesaria, las tomas de la protagonista, en el momento que queda en inconsciente.

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Casi siempre en el oparei


Abordar como tema de opinión o artículo, la situación actual de nuestro país, es como girar en un carrusel, es dar vueltas, vueltas y más vueltas, porque son tantos, que uno se marea.

A estas alturas del campeonato, como se diría en los juegos olímpicos, todo pasa a ser redactados notablemente como historia, y no como hechos históricos.

Ahora bien, mencionar a la política, es como decir ilegalidad, mentira, engaño, y muchas otras falacias, asimismo hablar de educación es recordar que somos un país con más del 60% de analfabetos, y ni que mencionar a la justicia y la seguridad.

Pongamos un ejemplo en el caso de la política, que casualmente en la página 65 de la obra cumbre de nuestro escritor Augusto Roa Bastos dice: "Cuando te dicto, las palabras tienen un sentido, otro cuando las escribes. De modo que hablamos dos lenguas diferentes."

Es así como se conjuga la política en nuestro país se habla de una cosa, pero se hace otra, o simplemente somos nosotros, ciudadanos quienes escuchamos algo, y le damos otro sentido, (es un análisis que sería bueno analizar para salir de la duda), tanto así que casi siempre –bueno para no decir siempre- todo acaba en el oparei.

De la misma manera la educación, derechos de todos, privilegios de unos pocos, es la realidad viviente de los pescadores a orillas del agua, quienes tienen que trabajar toda la familia, porque es un oficio a la suerte, no todos la emboca, lo que significa claramente que nadie tiene acceso a un a educación, entonces ¿Puede ser la juventud la esperanza del futuro para un país?. Si la educación sigue siendo una materia pendiente.

Mi intención no es buscar culpable, sino entender o -por lo menos comprender- y hacer ver la realidad como una responsabilidad de todos, es decir responder a nuestro deber de ciudadano, porque el Paraguay somos todos, y todos somos Paraguay.

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